¿Hubo más peruanos combatiendo en el ejército realista que en el patriota en la batalla de Ayacucho?
No cabe duda de que la batalla de Ayacucho puso fin a la presencia militar colonial española en Sudamérica y consolidó la independencia del Perú. Sobre este hecho, se escribió bastante, tanto en partes, informes, memorias o diarios de batalla. Una de las conclusiones a las que llegan los autores españoles, tanto historiadores como partícipes del enfrentamiento, es que la batalla se perdió por la falta de valor de la tropa y su cobardía, ya que el ejército realista, en su mayoría, estaba conformada por locales.
En esa línea, Andrés García Camba y Jerónimo Valdés, oficiales que estuvieron presentes en la batalla, señalaban que los europeos no llegaban a más de 500 de los 9.000 o 10.000 que conformaban el ejército realista en Ayacucho. Incluso, afirmaban que, bajo sus banderas, había más indígenas que en el ejército independentista, aunque precisaban que muchos de ellos eran prisioneros de batallas anteriores o habían sido tomados por la fuerza. Por ello, se quejaban de que la deserción era uno de los principales problemas que debilitaba la moral del ejército, a diferencia del ejército de Antonio José de Sucre, cuyos soldados «podían considerarse extranjeros en el país en que se hallaban, especialmente las divisiones de Colombia».
De acuerdo con el historiador Julio Albi, nueve de los catorce batallones del ejército realista eran americanos; en cuanto a la caballería, la presencia americana era predominante. Además, de las diferentes unidades que fueron enviadas desde España, varias de sus bajas eran reemplazadas por reclutas locales. De ahí que concluye que se podría contar entre 500 a 1.000 peninsulares entre todo el ejército realista.
¿Esto fue un factor que debilitó al ejército realista? En lo absoluto, ya que había obtenido diversos triunfos en escenarios bélicos pasados. Tampoco influía que varios de sus miembros fueran prisioneros o reclutas alistados a la fuerza; menos todavía la deserción, que si bien ocurría con frecuencia, estaba controlada por los altos mandos luego de muchos años en campaña. Si habría que identificar un problema era que el ejército realista en diciembre de 1824 estaba muy debilitado, debido a que habían invertido muchos esfuerzos para neutralizar el motín de Pedro Antonio de Olañeta a inicios de 1824. Así se refirió el secretario del Libertador:
“si los enemigos después de los graves y trascendentales sucesos del mes de febrero hubieran marchado sobre Libertador, su Excelencia se habría visto en la dolorosa precisión de cederles el país, porque hubiera sido el colmo de la imprudencia tentar la suerte de las armas. El enemigo estaría actualmente en el corazón de Colombia.”
Fuente: Julio Albi de la Cuesta. Banderas olvidadas. El ejército español en las guerras de emancipación de América.
Óleo de la batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y Tovar
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