Uno de los mitos más extendidos sobre la piratería es el famoso tesoro de los piratas. Los responsables de que imaginemos un cofre repleto de oro escondido en una isla desierta son nada menos que la novela “La isla del tesoro” (1883) de Robert Louis Stevenson y la cinematografía hollywoodense. En realidad, el escritor escocés pudo haberse inspirado en una de isla conocida por sus leyendas de tesoros escondidos: la Isla del Coco, que actualmente forma parte de Costa Rica.
Desde su descubrimiento en el siglo XVI, se convirtió en refugio de viajeros, piratas y balleneros. Se supo que, durante la época colonial, albergó el tesoro de tres piratas: el bucanero inglés Edward Davis de finales del siglo XVII; Bennet Graham, llamado Benito Benítez, activo en el Caribe entre 1818 y 1820; y William Thompson.
De todos estos, el último caso es el más célebre, y ha originado diversos debates por la autenticidad de la historia. En realidad, Thompson no era un pirata sino un capitán escocés al mando del navío Mary Dear que se encontraba en el Perú en plena guerra de independencia. Ante la posible ocupación de Lima por parte de las fuerzas patriotas, en octubre de 1820 recibió la orden de las autoridades de poner a salvo las riquezas del tesoro real en México. Se calcula que llevaba consigo 24 baúles. Sin embargo, en vez de completar su misión, decidió sublevar a la tripulación -llevada oficiales reales a bordo- y se dirigió a la isla del Coco para enterrar el tesoro: monedas de oro y plata, diamantes, joyas y una enorme estatua dorada de la virgen.
Para su mala suerte, nunca llegó a disfrutar de esa riqueza: fueron capturados por un buque español, y toda su tripulación fue colgada, excepto él y su segundo al mando con la condición de que revelara el escondite. Aunque lograron escapar, nunca regresó a la “isla del tesoro”. En su lecho de muerte, confesó todo a John Keating, quien organizó una expedición en 1844 para encontrar el tesoro. Se dice que Keating recuperó oro y joyas de la ubicación del tesoro después de recibir un mapa de colega, aunque no se sabe si eran realmente las riquezas de Lima o de otro pirata.
Pese a la falta de pruebas, esto no impidió que muchos aventureros, en los años siguientes, decidieran probar su suerte y buscar los tantos tesoros que los piratas escondieron en la isla. Se contabilizan que hubo más de 500 expediciones en la isla, ninguna con éxito. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿realmente existió el tesoro de Lima?
Dato adicional: La Isla del Coco sirvió de inspiración para la novela «Parque Jurásico» de Michael Crichton (1990).
Jean-Pierre Moreau. «Piratas. Filibusterismo y piratería en el Caribe y en los Mares del Sur (1522-1725)».