*Por Christopher Cornelio (PUCP)
El nuevo gobierno peruano acaba de elegir primer ministro a Guido Bellido. Sobre el también congresista de la república, se le investigó desde mayo por apología al terrorismo luego de que homenajeara a Edith Lagos, miembro fundadora del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Repasemos la historia de esta polémica figura. Nacida en Huamanga en noviembre de 1962, se unió muy joven a Sendero Luminoso mientras estudiaba la carrera de derecho en la Universidad San Martín en Lima: según cuentan los testimonios, a los 16 años ya se escapaba de sus clases para organizar huelgas y reunirse con amigos para apoyar la causa senderista, que era considerada para ella la respuesta ante las injusticias sociales que existían en el país.
Desde que inició la lucha armada, integró uno de los destacamentos urbanos de SL en Huamanga, y en diciembre de ese año, con tan solo 18 años, fue capturada por las fuerzas del orden. La prensa la describió como “una mujer diminuta, una chiquilla, tiene los ojos claros y no parece guerrillera”. Durante el tiempo que estuvo en prisión -menos de dos años-, realizó tareas proselitistas, y, lo más curioso, ganó un concurso de composición y poesía organizado por el Instituto Nacional de Cultura en Ayacucho con el poema “Doloroso grito de la vida”.
Gracias a las acciones de SL, en marzo de 1982, logró escapar de prisión, pero no disfrutaría su libertad por mucho tiempo: seis meses más tarde, el 3 de setiembre de 1982, fue acribillada por un policía durante un enfrentamiento con la Guardia Republicana, aunque otras fuentes señalaban que fue ejecutada luego de ser detenida. Su cadáver fue entregado a su familia, y se la vistió con un uniforme verde olivo y una boina roja.
Lo que más impresionó fue su entierro. Miles de personas acompañaron el ataúd en su recorrido por la ciudad, y obligaron al obispo de Ayacucho, Maximiliano Prado, que oficializase una misa. Los cantos y manifestaciones como “¡El pueblo jamás olvidará la sangre derramada!” no faltaron, y, de acuerdo con reportajes locales, muchos jóvenes se sintieron identificados con la “mártir” de la lucha armada. Tantos sentimientos encontrados generó la muerte de Edith Lagos que reconocidos cantantes como Martina Portocarrero y Ranulfo Fuentes compusieron “Yerba Silvestre” que ayudó a extender la leyenda de la “comandante Lagos”.

Para más sobre este personaje, te invitamos a leer el texto de Ricardo Caro Cárdenas «Ser mujer, joven y senderista: género y pánico moral en las percepciones de Sendero Luminoso»