¿Las panaderías como centros de castigo en la Lima colonial?
De acuerdo con las demandas presentadas por los esclavos ante el Tribunal Eclesiástico de Lima, una forma de castigo por parte de sus propietarios era enviarlos a trabajar a las panaderías. El trabajo más odiado era tornear, ya que implicaba que uno estuviera horas seguidas dándole vueltas a una manivela hasta cumplir la tarea. Ninguna persona libre quería aceptar ese trabajo por el desgaste físico, por lo que resultó ideal como castigo para los esclavos rebeldes.
Las condiciones de trabajo eran bastante duras: el régimen era amplio -empezaban de noche y terminaban al mediodía-, sin descanso y, en la mayoría de veces, encadenados en un espacio insalubre, donde el calor de los hornos era realmente insoportable. A esto habría que sumarle el castigo corporal: se los estiraba en una tabla para aplicarles el «novenario» (azotes sistemáticos durante nueve días). Aunque la norma señalaba doce latigazos en la espalda y nalgas del esclavo, muchas veces se excedían en el castigo.
Por lo anterior, las panaderías también cumplieron las funciones de cárceles ante la sobrepoblación y hacinamiento de las cárceles normales; además, el trabajo del reo costeaba su proceso judicial y la deuda o daños por los que estaba preso. Varios testimonios afirmaban que uno pasaba menos sufrimientos en una cárcel que en una panadería.
No sorprende, entonces, que las panaderías eran verdaderos centros esclavistas donde no faltaron las protestas violentas e intentos de fuga. Por ello, varios investigadores han señalado que a esclavitud en las panaderías presentó rasgos arcaicos: ritmo de trabajo sistemático, castigo y vigilancia permanente, limitaciones para establecer lazos amicales o familiares, y escasa alimentación.
✅ Fuente: Maribel Arrelucea y Jesús Cosamalón. La presencia afrodescendiente en el Perú. Siglos XVI-XX. / Francisco Quiroz Chueca. Un palenque llamado Lima.
📷 Imagen referencial: Trabajo en panadería
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