Reseña | Daniella Terreros Roldan. Elegantes y transgresoras. Mujeres, moda y revolución cultural en la Lima de 1920. Lima: Fondo Editorial UNMSM, 2025.

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Por Luis Leyva (PUCP – UNQ)

Los cambios modernizadores ocurridos durante el Oncenio de Leguía (1919-1930) estuvieron acompañados, entre otros destacados aspectos, por la aparición de mujeres en el espacio público que lucían una vestimenta novedosa: eran las garçonne. Esta moda fue, sin embargo, más que un simple capricho para las damas que vestían de ese modo. En Elegantes y transgresoras. Mujeres, moda y revolución cultural en la Lima de 1920 (Lima: Fondo Editorial UNMSM, 2025), Daniella Terreros Roldan analiza los significados de este look, a la vez elegante y transgresor, que las mujeres peruanas propusieron como una manera de hacer escuchar su voz y participar de este nuevo espacio público moderno a inicios del siglo XX.

Dentro de los objetos de estudio de la Historia Cultural, la historia de la materialidad y, en concreto, de la vestimenta y la moda, ha sido poco estudiado en el Perú. Esto tiene que ver con la dificultad para preservar los atuendos que, a diferencia de otros bienes muebles, se deterioran fácilmente. Esta dificultad, sin embargo, obliga a los estudiosos de la moda a buscar otras maneras de abordar sus temas de investigación. En el caso de Elegantes y transgresoras, la autora busca aproximarse no solo a la vestimenta como artefacto, sino que, a través de este, analiza la propuesta de las mujeres que decidieron conscientemente optar por un look determinado. En ese sentido, la representación de la garçonne a través de la prensa y en las artes gráficas son las fuentes principales a través de la cual esta moda deja de ser simplemente una forma de vestirse y el salir a la calle vestida de determinada manera constituye también un lenguaje político y visual disruptivo que demanda nuevas formas de participación en el espacio público moderno en la Lima de 1920.

Un primer aspecto para destacar del libro es el énfasis en la influencia europea y norteamericana de la moda garçonne y cómo es reinterpretada de manera local. Terreros enfatiza que la moda no se trata simplemente de adoptar la ropa, sino también de comprender cuál es la propuesta estética y política detrás de determinada manera de vestirse. En el mundo europeo y anglosajón, por ejemplo, quienes vestían de esta manera eran las sufragistas, activistas políticas: mujeres independientes que reivindicaban su presencia en el espacio público a través de su look. En ese sentido, el análisis de cada uno de los elementos estéticos de la garçonne peruana -tanto la “discreta” como la “transgresora”- está vinculado estrechamente con lo que buscaban decir solo con su presencia, ya sea a partir del cambio en la silueta, las líneas de vestido, el corte de cabello, etc. Las críticas -proveniente principalmente de los hombres conservadores y tradicionalistas- buscaban denigrar esta moda a partir de argumentos que enfatizaban el rol de la mujer como “ángel del hogar” y la supuesta diferencia biológica en las capacidades intelectuales entre los sexos. Sin embargo, estas objeciones no impidieron que el objetivo final de estas mujeres se lograse: destacar en el espacio público y, con ello, hacer visibles sus demandas políticas. Esto queda demostrado a partir de la valiosa información proporcionada por la autora acerca de las principales mujeres garçonne “transgresoras” y sus actividades públicas, ya sea como organizadoras, fundadoras o líderes de instituciones femeninas durante esta década.

Un segundo elemento importante del libro es el abundante material visual -a color y en papel couché- de estas mujeres garçonne. La prensa hizo eco de esta nueva moda y es notorio cómo ellas destacaban en las distintas revistas y periódicos de la época. Asimismo, también es importante señalar cómo esta nueva tendencia impactó en las artes gráficas, dado que varios ilustradores se inspiraron en esta moda para elaborar portadas de revistas importantes, tanto en el Perú como en el extranjero. En ese sentido, la vestimenta y las representaciones de las mujeres modernas constituyeron un atractivo para una nueva generación de modistas e ilustradores que se convirtieron en “artistas modernos”, quienes las imaginaban habitando nuevos espacios y realizando actividades al aire libre, demostrando esta liberación femenina a través de una nueva forma de vestir. Ejemplo de ello son las ilustraciones de Julio Málaga Grenet y Reynaldo Luza Argaluza, quienes tuvieron trayectorias profesionales de alcance internacional, llegando a realizar portadas para revistas europeas, incluida la prestigiosa revista Vogue. A nivel local, también destacan las portadas de la Revista Semanal realizadas por el ilustrador Manuel Benavides Gárate, donde es posible apreciar las características de la mujer garçonne y cómo estas adquirían capacidad de agencia al decidir qué vestir, cómo vestir, cuándo vestir y por qué vestir de determinada manera. Si bien es una perspectiva masculina la que retrata estas portadas, queda clara la atención a los detalles que cada una de estas mujeres -principalmente de la élite limeña- buscaron demostrar.

Si bien el libro presenta una perspectiva novedosa en torno al efecto disruptivo y transgresor a la vez que elegante de la garçonne, el trabajo no aborda los años de declive de esta moda. ¿Por qué decae? ¿Qué ocurrió en las décadas siguientes que impidió la adopción de este lenguaje político-visual en un público más amplio? El estudio de la trayectoria posterior de algunas de las figuras estudiadas en este trabajo -como Málaga y Grenet o Luza Argaluza- puede arrojar más luces al respecto. Asimismo, si bien esta moda fue apropiada por mujeres urbanas acomodadas, un análisis de cómo dialoga esta moda con otras maneras de vestir y la identificación a partir del uso de determinadas prendas puede ser interesante al momento de pensar de qué manera la circulación internacional de determinados gustos tiene efecto en la consolidación de una identidad local. Por ejemplo, el trabajo de Tossounian1 acerca de la mujer argentina en el periodo entreguerras establece una relación entre moda y representación de la nación a partir de la “vestimenta típica” con la que cada una de las candidatas en los concursos de belleza buscaba representar a su país. En ese sentido, una exploración a los reportajes acerca de dichos eventos podría ser una línea de investigación enriquecedora para este trabajo acerca de las mujeres limeñas garçonne. Finalmente, valdría la pena extender el diálogo de la moda al ámbito regional, puesto que, si bien existirán seguramente varios elementos en común, la reapropiación local dependerá mucho de las circunstancias políticas y sociales que se vivieron en cada uno de estos países en relación con sus respectivos procesos de modernización.

En general, Elegantes y transgresoras. Mujeres, moda y revolución cultural en la Lima de 1920, de Daniella Terreros Roldan constituye un acercamiento importante al estudio serio de la historia de la moda, abordado no solo desde lo técnico y descriptivo, sino también destacando la importancia cultural y el carácter político de la moda como como lenguaje visual. Encorsetadas durante varios siglos, el inicio del siglo XX peruano estuvo acompañado con nuevas ideas en torno a lo que significaba ser mujer en el espacio público, y estas demandas fueron canalizadas con elegancia y transgresión a través de la moda.


  1. Cecilia Tossounian. “Encarnaciones de la nación”. En La joven moderna en la Argentina de entreguerras. Género, nación y cultura popular. Rosario: Prohistoria ediciones, 2021. ↩︎

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