Por Luis Leyva (PUCP – UNQ)

El 20 de noviembre de 1975 fallecía Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) luego de gobernar por 36 años el destino de España tras su victoria militar en la Guerra Civil Española. Al igual que Hitler, Mussolini o Stalin, Franco pertenece también a este grupo de líderes autoritarios cuyas acciones marcaron el destino de sus respectivos países, con la diferencia de que la sombra de este último se extendió por casi cuatro décadas tras su ascenso y logró sobrevivir a la caída de los fascismos en Europa. Sobre su persona se han escrito bastante al ser una figura crucial que marcó la historia de España en el siglo XX, siendo la monumental biografía de Paul Preston (1993) una obra de referencia obligada para cualquiera que quiera conocer la vida del Caudillo. Al cumplirse 50 años de la muerte del Generalísimo, Julián Casanova nos brinda una mirada refrescante en Franco (Crítica, 2025), una nueva biografía que examina la vida del dictador español: desde sus inicios en Marruecos, su rol protagónico durante la Guerra Civil Española, así las casi cuatro décadas de posguerra y franquismo hasta su deceso en 1975.
Como experto en la Guerra Civil Española, Casanova no es ajeno al tema de Franco ni al periodo de entreguerras donde el Caudillo se formó militarmente, habiendo escrito también obras de corte especializado. Además de sus libros de difusión sobre historia europea en la primera mitad del siglo XX, el autor también ha publicado, como autor, La iglesia de Franco (Crítica, 2022 [2001]) y España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil Española (Crítica, 2014), o como editor de Cuarenta años con Franco (Crítica, 2015). Es particularmente con este último libro con el que la publicación a reseñar posee varios vasos comunicantes al abordar ambos no solo los años de Franco como Caudillo, sino principalmente aquel periodo posterior a su consolidación en el poder. Como señala Casanova, a diferencia de los otros dictadores fascistas, el régimen de Franco logró mantenerse más allá de 1945, lo que le permitió rescribir constantemente la historia. Así, a través del examen de su biografía, el autor incide en la construcción progresiva del “mito de Franco” y cómo este logró adaptarse a las distintas coyunturas de manera exitosa con tal de mantenerse vigente a lo largo de casi cuatro décadas.
El libro está estructurado en 30 capítulos divididos en cinco partes, cada una de las cuales aborda un tema central en la vida de Franco: sus inicios en Marruecos, la Guerra Civil Española, su relación con las potencias del Eje, la posguerra y la instalación del franquismo para, finalmente, abordar la cuestión de la sucesión. A pesar de sus más de 400 páginas de texto, el libro atrapa desde un inicio por su dinamismo al momento de abordar la vida del personaje, complementándolos con explicaciones acerca del contexto histórico nacional e internacional de la época. De este modo, se puede comprender hasta qué punto la trayectoria de Franco resulta singular o común a la de sus pares autoritarios sin caer en explicaciones facilistas que reducen la complejidad del personaje a traumas psicológicos de la infancia. Por otra parte, este enfoque permite destacar el peso de la influencia internacional en las decisiones tomadas por el Caudillo en cada uno de los momentos cruciales de su trayectoria política: recibiendo apoyo logístico, humano y material por parte de las potencias del Eje, negociando su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, posicionándose como contrapeso anticomunista en el Mediterráneo y aliado estable de Estados Unidos en los años iniciales de la Guerra Fría, liberalizando su economía y accediendo a préstamos internacionales para salir de la crisis financiera producida por el plan de autarquía nacional, buscando alianzas con países árabes y sudamericanos con el fin de lograr mayor respaldo internacional, y eligiendo a un sucesor en las postrimerías de su gobierno con la esperanza de que el régimen perviva.
Uno de los aspectos más destacados del libro es el análisis crítico de cada uno de los “mitos de Franco” que el dictador español fue construyendo a lo largo de su vida y que hoy en día todavía perviven en buena parte del discurso histórico público. La narrativa biográfica de Casanova permite comprender la forja y consolidación de estos “mitos” gracias a una operación constante de propaganda, ya sea como el Caudillo que lideraba una “Cruzada” contra los comunistas, su cualidad de “líder cauto” al evitar entrar en la Segunda Guerra Mundial, el “Centinela” que mantiene una posición estratégica en la geopolítica internacional al inicio de la Guerra Fría, el “modernizador” de España con los planes desarrollistas, el gobernante que trajo “la paz de Franco”, o la percepción de compromiso con España por dejar “atado y bien atado” la cuestión de la sucesión en el tardofranquismo. En buena medida, señala Casanova, fue el propio Franco quien intervenía constantemente en este proceso de construcción y reinvención de la historia, tanto de España como de la suya. Esta construcción del “mito de Franco”, sin embargo, no se basó solo en el ejercicio propagandístico externo, sino también -parcialmente- en la propia producción escrita del dictador, ya sea documentos oficiales de gobierno firmados por él -en realidad, borradores con ideas que luego eran refinadas por sus hombres de confianza, como Millán-Astray y Carrero Blanco-, sus diarios acerca de su experiencia en Marruecos, así como los escritos publicados bajo seudónimos: texto literario Raza (bajo el nombre de Jaime de Andrade), que sería adaptado a guión cinematográfico y luego en formato película en dos versiones -1941 y 1950- o sus artículos periodísticos (bajo el nombre de Jakim Boor) sobre masonería.
Otro punto destacable del libro es la relación entre la vida de Franco y los avances tecnológicos ocurridos a lo largo del siglo XX. Buena parte de los éxitos y mitos asociados a su persona están relacionados, en mayor o menor medida, con la disponibilidad -o no- de las tecnologías más recientes, ya sea para combatir eficazmente en Marruecos, disponer de transporte aéreo para el cruce de las tropas sublevadas de África hacia la península, los recursos armamentísticos para sembrar terror durante la Guerra Civil Española o, de manera personal, las razones por las que el Caudillo prefería desplazarse principalmente por vía terrestre. Asimismo, también es importante la llegada de la radio, el cine y la televisión como formas modernas de comunicación, tanto para el ocio y entretenimiento como para la transmisión de información que, gracias a las labores de propaganda, legitimaron el régimen de Franco por medio del NO-DO. Esto último puede apreciarse, por ejemplo, en la labor del Ministerio de Información y Turismo al mando de Manuel Fraga Iribarne (1962-1969), quien estuvo a cargo de la organización de las celebraciones a propósito de los “Veinticinco años de paz” de Franco en 1964, así como la promoción del turismo mediante la campaña “Spain is beautiful and different!”.
La lectura de cada uno de los capítulos resulta amena gracias a la ágil prosa, marca indiscutida del autor. Esta cuestión no es secundaria al tratarse de un texto de difusión, pensado principalmente para el lector común y estudiantil que desea conocer más acerca de la vida de Franco. En ese sentido, el libro permite aproximarnos a algunos de los aspectos señalados en los párrafos anteriores, si bien es cierto que apenas mencionando algunos detalles que pueden ser complementados con el comentario bibliográfico que se encuentra al final del libro, en donde el autor presenta las fuentes revisadas para cada uno de los temas y partes del libro. Quien desee profundizar en estos aspectos desde una mirada temática, Cuarenta años con Franco (Crítica, 2015) ofrece un acercamiento en esos términos. En ese sentido, ambos textos se complementan mutuamente y permiten una aproximación acerca de un fenómeno tan complejo como el franquismo. Aunque el libro sea una biografía de Franco, considero que pudo haberse beneficiado de un epílogo que abordase brevemente temas como la memoria histórica acerca del franquismo, los debates acerca de los lugares de memoria o la polémica en torno a la exhumación de sus restos del Valle de los Caídos. Estos son solo algunos de los temas que constituyen parte del legado del franquismo y que hoy en día siguen siendo materia de discusión pública.
Casanova ha reiterado en múltiples ocasiones que su principal labor es la docencia, la enseñanza, y esta debe adaptarse a los tiempos que corren, en donde un texto como el reseñado no debe cumplir con estándares de rigurosidad histórica, sino también ser accesible y ameno para quien se acerque al libro. Franco cumple con todo ello, pero también puede ser leído como una intervención pública, un llamado de atención para combatir la idealización que algunos grupos políticos relativizan los crímenes de la dictadura franquista y añoran una vuelta a esos tiempos autoritarios en el contexto actual del modelo democrático en crisis. El libro es la punta de lanza de un debate que se extiende más allá del sector editorial, también transcurre en las redes y el espacio público digital: he ahí el nuevo campo de batalla (de las ideas) donde Casanova busca intervenir.
