por Por Luis Leyva (PUCP / UNQ)
Sobre el Perú de los 80 se dice mucho, pero se ha escrito relativamente poco. Lo anterior puede sorprender a algunos lectores, dado que varios problemas de aquella década han sido profundamente estudiados –piénsese en Sendero Luminoso, la hiperinflación y los cambios sociales y culturales, por mencionar alguno. A pesar de ello, hacía falta un libro general que permitiese situar al público –en especial a los jóvenes– en aquellos años. Este vacío editorial es el que viene a llenar los dos últimos libros publicados por el abogado y periodista José Alejandro Godoy. En estos libros, el autor nos invita, con un lenguaje ameno y el uso de referencias populares de la época, “transportarnos” a dichos años y “recordar” aquello que nuestra frágil memoria quizás haya olvidado.
Pareciera que fue hace poco, pero ya han pasado más de cuatro décadas desde aquellas elecciones de 1980 que permitieron al arquitecto Fernando Belaúnde Terry volver al sillón presidencial. El recuerdo popular de las clases medias acerca del dirigente de Acción Popular suele ser benévolo por contraste: luego de él llegaron a Palacio de gobierno los militares y Alan García, quienes realizaron una serie de reformas que modificaron drásticamente la vida de varios peruanos. Asimismo, la memoria histórica de Belaúnde suele enfatizar sus dotes de “caballerosidad” y honestidad, así como su idealismo y hasta ingenuidad. A diferencia de otros gobernantes contemporáneos, de quienes se pueden enumerar una lista acontecimientos y escándalos en la historia peruana reciente, el gobierno de Belaúnde suele aparecer como la calma –tras el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas– antes de la tormenta que será “el experimento García” cinco años después.
A partir de este panorama general, los libros de Godoy buscan convertirse en una suerte de introducción general a este periodo, recorriendo año por año los acontecimientos más relevantes ocurridos en el Perú. En ese sentido, el lector encontrará en sus páginas breves apartados que contextualizan –a partir de una amplia revisión de fuentes periodísticas, memorias oficiales y estudios especializados– diferentes sucesos y problemáticas, privilegiando sobre todo la narrativa política. Así, por ejemplo, se narra el devenir de las principales agrupaciones políticas de aquel entonces (AP, PPC, APRA e IU), los vínculos entre altos cargos políticos con la corrupción y el narcotráfico, la labor de las misiones diplomáticas peruanas a nivel regional, los peligros del ejercicio del periodismo de investigación, el incremento de la violencia producto tanto de los senderistas como de agentes estatales, la ambigüedad de la izquierda legal con respecto a Sendero Luminoso, la debacle que generó el fracaso de la política económica de Manuel Ulloa y las divisiones al interior de Acción Popular entre alvistas y ulloístas son algunas de las constantes que marcarán el segundo gobierno belaundista (y primeros años del gobierno aprista) y que son retratadas en este “viaje al pasado” que propone el primer libro referido de Godoy. En ese sentido, uno de los elementos destacables del libro es problematizar y discutir con hechos y estudios específicos los alcances, las limitaciones y los problemas de este gobierno en particular, dejando a un lado los juicios e invitando a que sean los lectores quienes tengan la última palabra al respecto.
En el segundo libro –“El experimento García”–, el autor sigue este esquema de recuento de acontecimientos anuales a partir de 1987, mostrando una serie de continuidades con lo mencionado anteriormente, enfatizando que aquel año resultó clave para comprender el Perú de hoy. Ante el estancamiento económico producto de las reformas apristas depositadas en los famosos “doce apóstoles” amigos de García, el gobierno decide tomar medidas más intervencionistas, tales como el anuncio de estatización de la banca en el mensaje presidencial de aquel año. Frente a esta noticia, el famoso novelista Mario Vargas Llosa –quien tuvo cierto protagonismo en el libro anterior al dirigir una comisión para esclarecer la muerte de periodistas en Uchuraccay– arremetió contra las medidas de García, lo cual lo llevó a ser visto como candidato presidenciable por un sector de las capas altas y medias urbanas a partir de sus propuestas liberales. El segundo libro de Godoy reconstruye –de manera más extensa y detallada que en los primeros capítulos del primer libro de su tetralogía, El último dictador. Vida y gobierno de Alberto Fujimori (Debate, 2021)– unos años marcados por el estancamiento y fracaso estrepitoso del primer gobierno aprista y la campaña presidencial de 1990 que inició tres años antes y que, por evidente desgaste, terminaría en la derrota política del futuro Nobel de Literatura frente a un hasta entonces desconocido Alberto Fujimori, personaje central de la década siguiente. A diferencia del libro anterior, en este el personaje de Alan García deviene en una figura espectral que, aunque implicado en varios escándalos –de los cuales se libra de una u otra manera–, deja el protagonismo a la narrativa de la campaña adelantada de 1990.
Como seguramente se habrá podido dar cuenta el lector de esta reseña, los últimos dos libros de José Alejandro Godoy fueron redactados para ser dos partes de un mismo libro acerca de la década de 1980. Tanto a nivel de estructura (año por año) como del tipo de narración (privilegio de temas políticos por sobre otras perspectivas), ambas publicaciones poseen muchas similitudes y funcionan como precuelas de su libro acerca del gobierno de Fujimori. Si bien se destaca el amplio aparato documental utilizado para cada uno de los apartados que se presentan en el libro –los cuales se agradece que sean mencionados para complementar la lectura–, queda la sensación de que algunos aspectos sociales y culturales, fuera del Mundial de vóley de 1982 o las críticas que recibió el famoso spot de los monos producido por el equipo de campaña de Vargas Llosa, quedaron a deber. La anécdota le sirve a Godoy como un detonante de discusiones ulteriores sobre temas políticos, por lo que resulta extraño que no haya aprovechado tantos otros recursos disponibles de aquellos años –y que, por suerte, tenemos a disposición a través de YouTube– para presentar otro conjunto de problemas de la época. Por ejemplo, el tema de la música popular pudo haberse desarrollado más y, de ese modo, discutir la problemática de las migraciones en lugar de solo quedarse con menciones a las políticas municipales de los alcaldes de Lima de aquellos años.
Parece que el sello Debate –perteneciente a Penguin Random House– encontró en Godoy al narrador del acontecer político reciente, dado que las cuatro obras publicadas hasta el momento trazan una continuidad en la narración histórica desde 1980 hasta nuestros días. Acompañado por una serie de reflexiones tras la presentación de cada uno de los temas que se van desarrollando año a año, el relato de los dos últimos libros de José Alejandro Godoy nos presenta una democracia muy endeble –“de cristal”, dirían algunos analistas políticos de la época– que, temerosa del poder de las Fuerzas Armadas, buscó no enfrentarse abiertamente con ellas, derivando esta actitud en las fatídicas consecuencias mortales que conocemos hoy en día. No obstante, el libro también es una invitación al ejercicio activo de la ciudadanía con el fin de evitar que la amnesia (general o selectiva) y la apatía por las cuestiones políticas –que, vale la pena recordar, nos conciernen a todos– dejen en manos de extraños el curso presente y futuro del país. Recordar (y hacer recordar) cómo llegamos hasta donde estamos es, en ese sentido, una actitud cívica.
Tras finalizar esta tetralogía, ¿será que el autor se animará a proseguir en este “viaje al pasado” abordando la también convulsa década de 1970? Ya hay algunos libros publicados por la editorial que van en esa misma línea, como los libros de Antonio Zapata, La caída de Velasco. Lucha política y crisis del régimen (Taurus, 2018) y La guerra senderista. Hablan los enemigos (Taurus, 2017). Todo este “boom editorial” reciente de libros de historia del Perú publicados por una serie de autores con varios libros para el mismo grupo editorial (Penguin Random House) nos lleva a preguntarnos: ¿es una simple estrategia comercial para cubrir una necesidad editorial o parte de un mayor proyecto político-editorial?
Reportero de la historia 